Veladoras, papel picado, pan de muertos, sal, flores de cempasúchil: ha llegado noviembre y con él, el Día de Muertos. Los vivos preparan las ofrendas y los muertos emprenden el viaje, guiados por el humo de copal. Una vez al año, vivos y muertos se reúnen a celebrar, no la muerte, sino la vida. Calaveritas en octosílabos y una historia de amor suceden en esta celebración de una de las fiestas más emblemáticas de México.
Este pequeño libro da a conocer la rima tradicional hispánica «Sana, sana, colita de rana…» con una variación, mostrando que los abrazos y los besos pueden curar el alma.