Entre el perfume del viento y el recuerdo de esas tardes eternas que son patrimonio de la infancia y la vejez, Triunfo Arciniegas, uno de los autores más versátiles de la literatura colombiana, propicia un encuentro entre generaciones alrededor de esas preguntas difíciles que alguna vez todos tenemos que hacer. Y el ilustrador Juan Camilo Mayorga se une a la conversación para situar ese universo poético en un lugar donde es posible escudriñar nuevos detalles, historias y emociones.
Veladoras, papel picado, pan de muertos, sal, flores de cempasúchil: ha llegado noviembre y con él, el Día de Muertos. Los vivos preparan las ofrendas y los muertos emprenden el viaje, guiados por el humo de copal. Una vez al año, vivos y muertos se reúnen a celebrar, no la muerte, sino la vida. Calaveritas en octosílabos y una historia de amor suceden en esta celebración de una de las fiestas más emblemáticas de México.
Conscientes de que su abuela está gravemente enferma, cuatro hermanos deciden hacer todo lo posible para ahuyentar a la muerte y evitar a toda costa que se acerque a casa de su abuela. Pero la Muerte llega de todas maneras. Gentil y sin hacer alharaca, se sienta con ellos y acepta tomar una taza de café. Entonces les cuenta una historia sobre la tristeza y la alegría, sobre el dolor y la felicidad, que ayuda a los hermanos a comprender que, sin la muerte, tampoco puede haber vida.
Jess Aarons ha entrenado todo el verano para ser el corredor más rápido de quinto grado. Y casi lo logra, de no ser por la niña nueva, Leslie Burke, que lo rebasa en la primera prueba. A pesar de esto, los dos se hacen muy buenos amigos y pasan los días en el bosque detrás de la casa de Leslie, donde han creado un reino encantado llamado Terabitia, y ellos se han nombrado la reina y el rey. Una mañana, Leslie decide ir sola a Terabitia y ocurre una tragedia. Una novela de aventuras, valor y amistad que se ha convertido en un clásico de la literatura norteamericana.