El Príncipe Pedro está próximo a cumplir años, así que el Rey y la Reina le preguntan qué le gustaría recibir de regalo. La respuesta de Pedro es contundente: un oso de peluche. Sin embargo, sus padres consideran que este no es un regalo digno para un príncipe y le ofrecen obsequios más lujosos: una espada de plata, una corona nueva, un caballo blanco, un trono, una armadura y una carroza. Es tal la insistencia del pequeño Pedro, que los reyes aceptan finalmente la idea del oso, pero, sin embargo, le obsequian uno de oro. Esto decepciona un poco a Pedro, pues el oso es muy duro y frío. No obstante, en la noche cuando se dispone a dormir, el pequeño ve que el oso llora y, después de pensarlo un poco, decide darle un abrazo. A la mañana siguiente el oso se ha convertido en un oso de peluche. La felicidad de Pedro es inmensa y poderosa, tanto que se la contagia a sus padres.
Pedro no puede salir a jugar afuera porque está lloviendo. Para entretenerlo, su papá decide, entonces, convertirlo en una pizza. Usando la imaginación le pone la harina encima (que en realidad es talco); le agrega los tomates (fichas de damas españolas) y le añade el queso (pedazos de papel) … Las ilustraciones acompañan al texto armoniosamente y abren las puertas a la dimensión del juego a partir de situaciones cotidianas. Propuesta que motiva la creatividad y cuya lectura puede animarse con representaciones en el aula y en la casa.