Inspirado en las voces que lo nutrieron en su infancia, Sergio Andricaín recogió siete historias provenientes de la tradición oral y, a través de un diálogo con diversas versiones y fuentes literarias, les imprimió su voz.

El príncipe Mazapán”, “La viejecita y el chivo”, “Los duendes zapateros”, “Jorinda y Joringel”, “La remolacha gigante”, “Los gansos ladrones”, y “El rey Barbaespantosa

Escribí Había otra vez porque siendo niño leí un libro que es un clásico de la literatura infantil cubana, titulado Había una vez, y en el que aparecen cuentos y poemas de la tradición oral de origen hispano.

En la isla, sucesivas generaciones de niños lo han leído y forma parte de las memorias de infancia de muchos adultos nacidos allí. Quise rendir tributo a sus autores, el pedagogo español Herminio Almendro y a la profesora cubana Ruth Robes Massés, con mi obra.
Al hacer la selección, escogí algunos cuentos que escuché en mi niñez en la voz de mi madre Rosa y de mi tía Cristina, y otros que leí en las páginas de varios libros que llegaron a mis manos durante los años iniciales de mi vida. Los recreé libremente porque quería no solo narrarlos a mi manera, sino porque también quise acercarlos a la realidad de los chicos de hoy. Por ejemplo, de pequeño me contaron, y luego leí, el relato “El nabo gigante”, procedente de la tradición oral rusa.

¡En mi vida jamás había visto un nabo! Lo vine a ver ya siendo un adulto y fuera de mi país. Así que cambié el nabo por una remolacha, que tiene un color rojo muy intenso y que me encanta forme parte de las ensaladas de vegetales por su sabor dulzón. Otras historias las simplifique porque se extendían demasiado y necesitaba acortarlas para que entraran otras en la edición. Reforcé, además, los conflictos y la caracterización de los personajes.

La poesía está presente en los pareados que aparecen al comienzo de cada cuento y que resumen lo más importante de la historia. Y siempre, siempre, siempre, quise que la prosa guardará el eco de las voces de quienes hace siglos crearon estos relatos y los contaron por primera vez, y de las otras que los siguieron enriqueciendo con nuevos aportes y detalles de generación en generación. Ojalá que estos cuentos logren hechizar a los lectores infantiles de hoy cómo me encantaron a mí hace muchísimo tiempo atrás, cuando yo era un niño.